Cuando los hijos son la manzana de la discordia después de un divorcio.
Algunas parejas no aceptan la separación y atacan por donde más duele, haciendo de los hijos un arma para lastimar a tú ex, sin medir el daño a veces irreparable que le hacen a sus hijos.
Esta amiga nos cuenta su dolorosa historia.
Después de estar casada 3 tortuosos años con mi esposo agresor, saqué valor y lo dejé. Por desgracia, no escuché el consejo legal de la abogada que consulté, quien me propuso llevarlo por la vía contenciosa alegando precisamente la agresión de la que ambos habíamos sifo victimas. No obstante, como buena víctima de agresión yo aún no pensaba que el era tan malo. Por lo que escogí una separación de "mutuo acuerdo".
Los siguientes 9 años se convirtieron en litigios dolorosos, múltiples demandas y contra demandas, por los derechos sobre nuestro hijo de apenas año y medio. Una batalla interminable. A pesar de mis pocos recursos económicos y de la negativa de mi familia a ayudarme a conservar a mi hijo, mi ex esposo NUNCA me ganó, pero yo tuve que ceder.
Perdió
cuanto caso intentó, modificaciones de guarda y custodia, patria potestad,
incumplimiento de régimen de visitas, ridículas pensiones, etc.
Simplemente
desgastador, 9 años de mi vida inmersa
en un estrés continuo, el acoso era cada vez peor, me seguía a todos lados, me
hacía perseguir por detectives, llamaba constantemente a la escuela a ver si yo
me atrasaba un minuto, o si llevaba al niño con zapatos limpios, se valía de
cualquier excusa legal para que yo no pudiera viajar ni a la playa.
Movía sus influencias para poner en mal mi imagen, en cuanta empresa quisiera yo trabajar. Pasó trapeador (mopa o coleto)con mi nombre, sus
conocidos, familiares y amigos me señalaban de zorra, puta, vaga, imbécil por
haberle dejado etc.
Con lo que
más me hacía sufrir era con la retención del bebé, se llevaba a mi bebé de
apenas año y medio un viernes y debía regresarlo el domingo, pero pasaban hasta 3 semanas desesperada sin saber
del nene. Lo secuestraban. Ni sus familiares, ni él me daban razón, fue una verdadera tortura.
Hasta que finalmente busqué un defensor público y lo obligué a respetar el
régimen. Le obligué a pagar una pensión
justa y a respetar mi espacio. Su odio hacia mí era cada día mayor.
Un día
simplemente me echó el carro encima,aunque yo tenía a nuestro hijo en brazos,
casi nos atropella. Comencé a tener accidentes extraños. Un par de veces le
sacaron las tuercas a las llantas de mi carro, la segunda vez casi nos matamos,
un día amaneció con una manguera de aceite cortada.
Hasta que finalmente
un día alguien le destrozo los vidrios a mi carro, solo que esta vez, hubo un
testigo, quien me llamó y me contó aterrado, que había visto a mi ex esposo
destrozar mi carro a la 1:00 am. Era oficial el tipo estaba completamente
obsesionado.
Fue una
época extraña donde algunos parecían tenerle pánico y temer por mi vida, mientras
que otros seguían dudando de mi palabra, el era conocido como: Don Perfecto, el exitoso hombre que ya
tenía una familia “feliz” no querría nada mas conmigo, y quien por supuesto, jamás
sería capaz de hacerle daño a su propio hijo.
Lo que no era
para nada cierto, hay muchas formas de lastimar y marcar a alguien. Después de
9 años de litigios y viendo que era inminente mi mudanza a otro país, el
estructuró toda una red de corrupción para viciar el juicio donde yo pediría
permiso para llevarme al niño.
Yo había
decidido darle fin a tantos años de acoso, y mudarme, cosa que él jamás permitiría,
no obstante nunca se imagino que yo sacaría el valor para optar por la opción
más dolorosa separarme de mi príncipe amado, mi hijo.
Las
circunstancias me obligaron por el bien del niño y del mío propio a ceder la
custodia temporal y mudarme sin él. Casi muero de dolor en el intento.
Separarte
de un hijo puede resultar una de las experiencias más dolorosas y traumáticas
que una madre pueda experimentar. Más en mi circunstancia, donde era tan
injusto todo aquello.
Pero ya
estaban en riesgo su salud mental, mi vida y la de mi familia. Mi propia vida
no me
importaba mucho, ya que era tanta la rabia que sentía que de haberme
tocado creo que lo hubiera matado con mis propias manos. Fui muy imprudente,
pasé años devolviéndole cada golpe que me dió, en su reputación, en el ego, en
el bolsillo, en su imagen, no medí las consecuencias de alimentar ese odio
durante esos 9 años, pero al ver que psicológicamente mi hijo era el más
afectado y que mi familia corría riesgo real, desistí.
El primer
año me deprimí mucho pensaba recurrentemente en el suicidio como una forma de
acabar con la vida miserable que me había tocado, a veces pensaba en regresar y
pedirlo ante un juez pero ese país se fue convirtiendo al socialismo, él era
cada vez más poderoso y mis finanzas en el extranjero no eran las planeadas y
así fueron pasando los años hasta que me di cuenta que mi propio hijo prefería
estar con él que conmigo, al menos eso parecía. Así que lo acepté y aprendí a
vivir con su ausencia extrañándolo todos y cada uno de mis días, dándole
gracias a Dios que está vivo y feliz aunque no pudiera besarlo a diario.
No fue
hasta que mi hijo cumplió la mayoría de edad, exactamente 9 años (después) que pude
disfrutar de hablar con él por teléfono, sin la intromisión de su maquiavélico
padre.
Lo invité a
vernos en los Estados Unidos, quería que conociera a mi actual esposo y viera
a su hermanita, teníamos 5 años de no vernos. Casi me da un infarto de la
emoción, fue solo un fin de semana pero pasamos abrazados, besándonos, y
conversando.
Siendo ya
un hombre quería escuchar mi versión de los hechos, solo puedo decir que mi
hijo contrario a lo que yo mas temía, si me extraño y nunca dejo de amarme. Siempre dude que el lavado de cerebro del que
era víctima funcionara y me terminara odiando u olvidando, pero no es así.
Gracias a
Dios mi hijo hoy de 21 años y yo tenemos una hermosa, ciber relación, ya que
vive en un hermoso país desarrollado, lejos de mí, lejos de su padre,
territorio neutro donde es un joven determinado y feliz.
Esa experiencia
legal la inspiró a convertirse en abogada especializada en el área de familia y violencia domestica, con frecuencia da ayuda
gratuita a mujeres y niños necesitados.
Por más dura que sea la experiencia hay que aprender y que sacar algo positivo!
No obstante procuren no involucrar a sus hijos en esas guerras de poder. Líberen a su hijos de sus karmas!
No obstante procuren no involucrar a sus hijos en esas guerras de poder. Líberen a su hijos de sus karmas!
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Gracias por dejarme tu comentario o apreciación. Recuerda que por la naturaleza de los hechos narrados se usan nombres ficticios. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia. Deleinma ;)