Quiero que se pongan la mano en el corazón y recuerden cuánto ha
hecho
Venezuela por los demás.
Yo soy hija
de una madre venezolana de pura cepa, mi abuela es de Valencia y mi abuelo de San
Antonio del Táchira llevo sangre gocha por un lado y sangre española por el
otro, mi padre nació en las Islas Canarias, España. Mi abuelo y su hermano se
lanzaron de un barco en alta mar en 1950 y nadaron hasta la costa… y el resto es
historia.
Mi familia
no era la única mixta, en la Venezuela en la que yo me crié, siempre tenías que relacionarte con un inmigrante, el
portu de la panadería, el italiano el de la pizzería, el chino del abasto, el árabe
de la mueblería, la santera brasileña, el Ing. Gringo que trabajaba en PDVSA, los
españoles de la charcutería, los argentinos de la carnicería. Casi todos
mis amigos de la adolescencia, vecinos y compañeros de trabajo, son
descendientes de extranjeros,
europeos, norteamericanos, mexicanos, centro americanos, sur americanos, del Caribe,
asiáticos, etc.
Gracias a esa mezcla de razas tan variada es que éramos famosos
por nuestras hermosas mujeres y sobre todo por nuestras riquezas.
Venezuela
siempre le tendió la mano a los extranjeros de todo el planeta, era una tierra
de llena de oportunidades para todo aquel que quisiera trabajar.
Yo no tuve la misma suerte hace 13 años cuando
me tocó emigrar por mi seguridad a otro país latino. En los
últimos 15 años esos inmigrantes multirraciales que les contaba, se han visto
forzados al igual que yo, a salvar lo
que les quedaba y decir “patitas para
que te tengo”, han naturalizando a sus
hijos y nietos para llevarlos con ellos.
Muchos de esos inmigrantes simplemente ya no se acuerdan lo muchos que Venezuela hizo por
ellos,
se hacen a oídos sordos ante lo que ocurre allá, quizás ni les importe que sus hermanos sufran.
Y mucho menos les importa a los gobernantes de ciertos países latinos que han estado desangrado a Venezuela durante el chavismo - madurismo, todos sabemos quienes son.
Pero para quienes
tenemos presente que Venezuela nos lo dio todo,
la lloramos como a una madre
enferma.
Lamentablemente
ninguno de nosotros es un poderoso representante en las Naciones Unidas, ni el
Presidente de la OEA, así que solo nos queda bombardear con todo, las redes
sociales y los medios locales para difundir lo que ocurre allá.
Aún
así, apenas hemos logrado que 3 o 4
países le manifiesten su apoyo contundente, aunque valga
decir que gracias a nuestros esfuerzos, en el extranjero existen congresistas (En España, Chile) que siguen luchando para que la
voz de los venezolanos se escuche en sus parlamentos y les envíen ayuda.
No obstante, siento rabia, dolor y decepción cuando pienso en la indolencia ante el dolor ajeno, que bajo ha caído el ser
humano.
Es increíble que líderes políticos antepongan sus intereses personales
y las relaciones comerciales bilaterales, sobre el sufrimiento de un pueblo al que se le están violentando todos sus
derechos humanos, simplemente me
destroza el corazón.
Esta
experiencia me hace reflexionar, ¿Fuimos demasiado ingenuos, al pensar que todas
las oportunidades que Venezuela le dio a otros extranjeros serían retribuidas?, ¿Será que estoy muy vieja y la
gente con principios y amor al prójimo ya no existen?, ¿Será que los políticos
justos se extinguieron?
Si conocen
a algún extranjero que haya vivido en Venezuela por favor compartan ésta
información, quizás tengamos suerte y llegue a manos de una persona influyente con corazón que haga llegar nuestro
grito #S.O.S. Venezuela.
Créanme vale la pena apoyar a ésta gente tan linda.
Deleinma Trosca Trosca.
@deleinmat
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Gracias por dejarme tu comentario o apreciación. Recuerda que por la naturaleza de los hechos narrados se usan nombres ficticios. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia. Deleinma ;)